No es la primera vez que expone a sus 75 años, ya que con anterioridad lo hizo en el Convento de Capuchinos de Ubrique. Ahora llega a la Sala de Exposiciones de la Fundación con una veintena de cuadros, en los que predomina la técnica del óleo y el acrílico. 

Mari Ángeles Cordón se sigue todavía sorprendiendo de lo que ha conseguido con unos pinceles. Comenzó a recibir clases de pintura fascinada por los cuadros de Sorolla hace aproximadamente unos 20 años. Sin embargo, debido a la pandemia y a los cuidados que debía recibir su madre, no ha tenido una continuidad en su carrera artística. Y es ahora, después de echar muchas horas delante del caballete, cuando desea mostrar todo lo que ha logrado como pintora.

Le gusta el color, el estilo figurativo y el paisajístico, y asegura que no descarta atreverse en algún momento con la abstracción, porque declara que algunos cuadros de Van Gogh, con mucho color,  y el Guernica, a pesar de ser en blanco y negro, siempre le han atraído. 

Sin saberlo ella, esta pintora hunde sus raíces en una tierra abonada por el postimpresionismo y las vanguardias (cubismo). Y es que Mari Ángeles recuerda desde muy pequeña que su padre fue muy innovador y vanguardista dentro del sector de la piel, ya que se dedicaba a diseñar piezas en una fábrica que había frente al actual Bar La Perla, de Ubrique. Quizá de ahí le viene la vena artística, puesto que ningún otro familiar suyo se ha dedicado al arte. 

Se confiesa amante de la cultura y testifica que el arte y la pintura la hacen muy feliz. Agradecida a todos los maestros de los que ha recibido clase, le tiene un especial cariño a José Luis López Núñez por haberle enseñado tanto y, por haberle hecho descubrir el color, así como a su actual profesora Susana Domínguez de la que tanto recibe en sus actuales clases.

Ahora os invita a hacer un recorrido por su obra, desde sus inicios hasta los cuadros más actuales, una exposición que se podrá disfrutar durante el mes de abril.